2 de cada 5 menores con problemas de sobrepeso y obesidad viven en hogares con escasos recursos
La economía ya golpea nuestra salud: dos de cada cinco menores con exceso de peso (un índice de masa corporal superior a 25, en el caso del sobrepeso, y a 30 en el caso de la obesidad) reside en hogares con rentas inferiores a los 12.000 euros anuales. Así lo constatan los datos del Proyecto ENPIV (Evaluación Nutricional de la Población Infantil en Valencia) desarrollado por el Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa) donde, además de analizar medidas (peso y talla) y datos antropométricos de los menores participantes, han entrevistado a sus familias sobre hábitos de vida, consumo y alimentación, actividad profesional de los progenitores o nivel de ingresos y estudios, entre otras preguntas. “Ya hablábamos de pobresidad cuando intuíamos que esto podía estar pasando. Ahora ya lo sabemos con las cifras en la mano: 4 de cada 10 hogares en los que hay niños y niñas con sobrepeso y obesidad reconocen tener problemas para llegar a fin de mes”, apunta Luis Cabañas, presidente del colectivo de nutricionistas de la Comunitat Valenciana. Familias cuyas rentas anuales son inferiores a los 12.000 euros y que manifiestan, en algunos casos, que “algún miembro de la familia no ha podido comer alimentos saludables y nutritivos porque no tenían dinero”, puntualiza, en alusión a una de las preguntas de la encuesta que han realizado para conocer los condicionantes sociales y económicos que están detrás del sobrepeso y la obesidad y poder actuar sobre ella.
La Educación Alimentaria es una de las carencias más destacadas apuntan desde el CODiNuCoVa. “Nos hemos encontrado con muchas familias que no saben alimentar correctamente a sus hijos. Esto, unido a que el acceso a productos frescos es cada vez más complicado por el alza de precios y la inflación hace que entremos en una espiral muy peligrosa. No podemos resignarnos a que comer bien sea un lujo de quien más gana ni convertir la salud nutricional en algo exclusivo de las élites. La alimentación saludable debería ser un derecho”, argumenta Luis Cabañas, presidente del CODiNuCoVa. “En estos momentos, y con los datos preliminares del Estudio ENPIV en la mano, podemos afirmar que, a menor capacidad económica, peor alimentación y peor salud”, afirma.
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